El italiano Benito Mussolini es el padre del fascismo, más allá de representar a una ideología política ultranacionalista, su verdadero accionar consistió en defender de forma exacerbada sus convenientes posiciones. Mussolini era un fanático vehemente, un sociópata, un manipulador de oficio, un mentiroso compulsivo, ambiguo, cínico y delirante, con conducta antisocial.
Este ex izquierdista, antes de gobernar Italia, trabajó como profesor de francés, historia y geografía. Luego se dedicó al sindicalismo revolucionario, al periodismo y a un activismo de extrema izquierda que termina finalmente traicionando cuando gira hacia la extrema derecha.
En 1908 Mussolini lidera una huelga de trabajadores agrícolas, histriónicamente personifica mucho antes que los bolcheviques rusos ese antagonismo de lucha de clases. En mencionada acción sindical lo apresan por amenazar a un representante del empresariado agrícola.
A Mussolini lo calificaron en su época como el mayor fanfarrón de Europa. En 1919 nace el fascismo, cuando el fanfarrón crea las hordas paramilitares “Fasci Di Combattimento” compuesta por nacionalistas, renegados de la izquierda, mercenarios, ex soldados de la I Guerra Mundial y expresidiarios.
Los “Fasces Italianos de Combate” era la organización política de los “Fasci Di Combattimento” que participó en las elecciones del 15 de mayo de 1921, alcanzando el 0,45% de los votos
Luego de la aplastante derrota electoral “Fasci Di Combattimento”, se organizaron en escuadrones, cada uno de los cuales se llamó Squadre d’Azione (“Escuadrón de Acción”), para destruir las organizaciones políticas y económicas. Inmediatamente, las Squadre d’Azione entraron en acción en contra de organizaciones no solo socialistas, sino también de comunistas, republicanos, católicos romanos, sindicalistas y cooperativistas.
Cientos de personas fueron asesinadas a medida que los escuadrones fascistas crecían en número.
Un año y medio después, el 27 de octubre de 1922, los escuadrones fascistas marcharon hacia Roma y el 31 de octubre Mussolini asumen el control del gobierno.
Paradógicamente, la censura y la autocensura viene de la mano de un Mussolini con roles de periodista. Irónicamente, el movimiento “Fasci Di Combattimento” se convierte en el aliado perfecto de los empresarios que tanto combatió Benito Mussolini en su pasado como sindicalista.
Mussolini destruyó sus propias banderas de lucha
El fascismo y neofascismo es hoy tema de debate por una propuesta legislativa que según busca erradicar el odio y la discriminación.
El fascismo, neofascismo y expresiones similares, es definido en la propuesta legislativa en su artículo N.º 4 como:
Fascismos: Postura ideológica o expresión basada en motivos de superioridad racial, de origen étnico, social o nacional, que asume la violencia como método de acción política; enarbola la cultura de la muerte, denigra de la democracia, sus instituciones y valores republicanos y/o promueven la supresión de los derechos y garantías reconocidos en la Constitución a favor de determinados sectores de la sociedad por motivos discriminatorios.
Neofascismo y expresiones similares: Toda postura ideológica o expresión, independientemente de su denominación, que reproduzca total o parcialmente los fundamentos, principios, propósitos, métodos y rasgos propios del fascismo»
Retomando el fascismo italiano, este no aceptó oposición alguna y utilizó el totalitarismo para reivindicar la antidemocracia. El fascista clásico no admite la libre discusión acerca de las propias verdades, ni su crítica racional.
No admite la crítica, desprecia y rechaza las diferencias. Toda crítica es mala y toda fidelidad incondicional es buena.
Los frentes paramilitares de la “Fasci Di Combattimento” se transforman en el Partido Nacional Fascista, su doctrina cohabita con la monarquía, pero se opone al liberalismo ilustrado revolucionario francés y declara la guerra al marxismo.
Mussolini defraudó a la izquierda, al sindicalismo y al periodismo. De la justicia social al igualitarismo pasó a formar parte de esa expresión de clase dominante de especie superior que desata el culto a la violencia. No solo fue un antimarxista, sino también un antiliberal, antisocialista y antidemócrata.
Mussolini fulminó las libertades y sometió al Poder Judicial. Decretó la detención de contrincantes políticos y recurrió a jueces serviles para que plasmaran sus sentencias y aniquiló la oposición valiéndose del Poder Judicial.
Para el fascismo quien no es amigo es enemigo y hay que aniquilarlo.
El fascismo no designaba a los jueces por sus méritos intelectuales sino por su lealtad al régimen».
Su desprecio por los súbditos, débiles y trabajadores, lo convierte en un ex profesor y ex sindicalista enemigo de la educación, del sindicalismo y de la democracia. Obviamente, que la democracia es vista por fascistas o neofascistas como un riesgo amenazante del poder. Mussolini nunca disimuló su intención de perpetuarse como gobernante italiano con estilo autoritario y totalitario.
Hay una frase popular, erróneamente, atribuida a Winston Churchill que señala: “Los fascistas del futuro se llamarán a sí mismos antifascistas”, la cual es una advertencia aplicable en distintos lugares y épocas.
¿Mussolini Líder o Psicópata?
En términos psicológicos pudiéramos afirmar que sus “Trastornos de Personalidad” alimentó sus fuerzas en donde logra aglutinar apoyo en sectores movidos por el odio, el resentimiento, el fanatismo y la ambición. Otro rasgo característico fue su obsesión con las conspiraciones y la exageración hacia una amenaza enemiga.
Más allá de que Mussolini traicionó sin escrúpulos el ejercicio del periodismo, Más allá de que abolió la libertad de expresión. De que promovió un sindicalismo nacional a la medida de su régimen. Mussolini resultó ser un maniático narcisista, que promovió el culto a su propia personalidad, definiéndose como una autoridad suprema, con características de héroe.
Según una encuesta del centro estadístico Eurispes uno de cada cinco italianos cree que “Mussolini fue un gran líder que solo cometió algunos errores”.
La realidad es que Benito Mussolini, con sus decisiones, es el gobernante contemporáneo que mató a más italianos en la historia de la nación. Fue quien provocó una guerra en la que murieron centenares de miles de personas, causando daños irreparables al patrimonio cultural, social y económico de Italia.
Hitler admiraba y sobreestimaba mucho a Mussolini.
A pesar de las apariencias, en los anales del tiempo, fue Mussolini quien marcó la senda que Hitler siguió, no al revés. En verdad, el guía italiano antecedió al alemán en casi todos los senderos trazados en sus proyectos geopolíticos.
Figuras como Giorgia Meloni y Silvio Berlusconi manifestaron públicamente su admiración hacia Benito Mussolini. Otros sectores en Europa hablan abiertamente de neofascismo creando movimientos que buscan revivir el fascismo del siglo XXI.
Como complemento, se presenta a continuación un resumen del libro, “Los Manipuladores, están entre nosotros y cómo conocerlos y desamarlos” de la psicóloga francesa Isabelle Nazare -Aga, quien define algunas características de los manipuladores de oficio:
LOS MANIPULADORES SIEMPRE RESPONSABILIZAN A LOS DEMÁS DE SUS CULPAS
Las personas manipuladoras tienen predilección por la utilización de tres herramientas: el miedo, la obligación y la culpa. Por lo general, mienten, ponen excusas, deforman la verdad, retienen información y exageran.
La psicóloga francesa Isabelle Nazare -Aga define algunas características de los manipuladores de oficio:
- Cambia de opinión, de comportamiento y de sentimientos en función de las personas y las situaciones.
- Culpabiliza a los demás, traspasándoles a ellos la responsabilidad que le corresponde a él o ella.
- Sabe hacerse la víctima para que lo compadezcan.
La mayoría de las personas manipuladoras tienen estos rasgos en común:
Egocentrismo
Las personas manipuladoras no suelen pensar en lo que su víctima necesita, siente o desea. Debido a su perspectiva egocéntrica del mundo, anteponen continuamente sus intereses y necesidades a los de los demás.
Falta de empatía
El elevado nivel de egocentrismo de las personas manipuladoras les impide ponerse en lugar de los demás. Son poco empáticas con los problemas y necesidades de quienes les rodean. En los casos extremos, ni siquiera ven a los demás como personas, sino como medios para alcanzar sus objetivos.
Irresponsabilidad
Las personas manipuladoras suelen huir de las responsabilidades, no asumen las consecuencias de sus actos, pues, no creen que aprovecharse de las debilidades ajenas sea algo malo. Aunque lastimen a los demás, no sentirán remordimientos.
Maquiavelismo
Las personas manipuladoras suelen puntuar elevado en el rasgo de maquiavelismo, lo cual significa que son expertas en crear escenarios y dinámicas que fomentan la intriga, la rivalidad y los celos.
Facilidad para detectar las debilidades ajenas
Estas personas son muy hábiles detectando las debilidades de los demás, para usarlas a su favor. Se aprovechan de la sensibilidad emocional y, sobre todo, de la amabilidad, pues saben que es más fácil manipular a personas sensibles y dispuestas a ayudar.
“La persona más poderosa es aquella que es dueña de sí misma” (Seneca)